viernes, 27 de mayo de 2016

'Happy Valley': terrible drama policial, como si Ken Loach enloqueciera

    Dan ganas de suicidarse. El primer capítulo es terrible. Por deprimente. Por oscuro. Por decadente. Es como entrar en una pesadilla conformada por cotidianeidad, mala gente y problemas, problemas y más problemas.

    Una vez superado el susto, el segundo capítulo ya va hacia un thriller, duro, durísimo, aunque centrado en una trama policial. Eso sí, no se abandona el aire de Infierno de Dante de toda la serie.


    'Happy Valley' es de todo menos feliz. Si la realidad es realmente como en la serie, se acabarían los somníferos de todas las farmacias del mundo. 

    Este fresco sobre lo peor del ser humano -dejando atisbos para lo mejor, aunque en cuentagotas- podría haber sido filmado por Ken Loach en sus momentos más críticos y de odio a la humanidad.


    La protagonista, una mujer policía, sargento responsable de la comisaría de este pueblo-ciudad de la campiña inglesa debe lidiar con todo tipo de problemas: sociales, criminales, personales y familiares. Su situación es para pegarse un tiro. 

    "Llevo escrito en la frente que me las peguen todas", llega a sincerarse con su hermana, una exheroinómana, junto a la que cuida a su nieto, fruto de la violación de su hija de 18 años, ahorcada tras nacer el pequeño.


    A pesar de todo ello, subsiste en la serie, un drama policial y social de gran calidad, fuerza y potencia, una breve, fina y pequeña llama de esperanza. Una espita suficiente para creer que los malos pagarán y la gente de buen corazón triunfará. Aunque no sea así.

    PD: Hay escenas terribles, de duras que son. Golpean sin piedad el corazón del espectador.

martes, 17 de mayo de 2016

'El capo de Corleone': muy buena

 
    La vida de Toto Riina, el más salvaje y sanguinario jefe de todos los jefes mafiosos de la Cosa Nostra, se traslada a la pequeña pantalla en una producción de Mediaset de enorme calidad. 

    Tal vez porque el dueño de este gigante audiovisual es Silvio Berlusconi, a quien policía y arrepentidos relacionaron con el propio 'El corto' (Riina apenas alcanzaba 1,58 metros de altura, cifra inversamente proporcional a su falta de escrúpulos y mala leche).


    Mediaset, que en Italia logra series casi perfectas como esta, es autora en España de los truños siguientes: Sálvame, Gran Hermano, Supervivientes...

    'El capo de Corleone' posee una factura perfecta, una recreación superior (imágenes fidedignas de la paupérrima Sicilia en los años 30, 40 y 50, y Palermo en los 70), unos protagonistas efectivos -salvo el carabinieri antítesis- y una historia que engancha.


    Probablemente sea la serie que menos se ha tenido que trabajar los guiones. Se basa en la vida misma. Adquiere más que sentido la frase tan manida de 'la realidad supera la ficción'. 
    
    Y es que la vida criminal de Riina -también llamado 'La bestia'-: le gustaba asfixiar con sus propias manos a sus enemigos- apenas tiene parangón.

    Cómo un grupo de campesinos semi-analfabetos, cargados de ambición, consiguen controlar la delincuencia y hacerse los amos de la mafia siciliana es una obra de tamaña envergadura que ni Hércules podría conseguir. Unos pocos corleoneses crean un emporio, una poderosísima multinacional de la muerte y la extorsión desde la nada.


  Al principio, hasta logra la empatía del público con estos monstruos que, al fin y al cabo, son solo niños criados en la miseria y la explotación de la que quieren huir. Y para ello se convierten en lo que odian: criminales que abusan de los más débiles. 

    Para nada se les puede llamar 'hombres de honor'. Estos son otra cosa.

    La serie es una epopeya por la cara más oscura del mal transitada por meros y simples seres humanos.

domingo, 8 de mayo de 2016

'El Caso: crónica de sucesos': una serie muy recomendable

 
    'El Caso: crónica de sucesos' es una muy buena serie española, muy recomendable, muy bien hecha y que se disfruta.

    La puesta en escena, los personajes y la recreación de la España de 1966 es perfecta. Los casos de asesinatos que investigan los reporteros de 'El Caso', en la España franquista, no tienen nada que envidiar a los de las mejores series norteamericanas.

    Pese a al dictadura, en nuestro país se mataba y bien, es decir, salvajemente. Llama la atención el poco prestigio social de un periódico centrado en los sucesos que, sin embargo, era de los más leídos y sobre el que apenas actuaba la censura.

    Clara López-Dóriga (magnífica Verónica Sánchez), la nueva reportera en una redacción y en un mundo machista (excepción hecha de la periodista fumadora en pipa Margarita Landi), da un punto de rebeldía a la serie. Hija del número dos del todopoderoso Fraga, es lanzada, inteligente y carece de miedo.

    Jesús Expósito (genial Fernando Guillén Cuervo),  expolicía y reportero jefe, es un crápula con más conchas que un galápago. Algo macarra y altivo, al final reconoce la brillantez de Clara. Está enfrentado al comisario jefe de Homicidios de Madrid (Antonio Camacho muy bien carecterizado por Antonio Garrido) pero tiene como aliado al joven comisario (le llama "el peluso") Miguel Montenegro (Francisco Ortiz).

    Cierran el reparto principal el director de 'El Caso', el valiente, arriesgado y en parte extravagante Rodrigo Sánchez (un muy bueno Fernando Cayo).

    "Vamos con la siguiente edición... ya! ¡Quiero oír esas máquinas de escribir! Que tengo las rotativas paradas y eso me cuesta un dineral". Esa es una de sus frases más repetidas que entona a coro toda la redacción.

    Después de 'El Ministerio del Tiempo', 'El Caso' es la mejor serie realizada por RTVE en los últimos años. Tiene ritmo, fuerza, interés y recuerda una parte de nuestra historia más oscura y menos conocida.

viernes, 6 de mayo de 2016

'Marseille', con Gerard Depardieu: el primer capítulo es un continuo despropósito trufado de tópicos

    'Marseille' en su primer capítulo es floja, flojita... Un alcalde, Robert Taro, con un pasado turbio (interpretado por el ciudadano ruso Gerard Depardieu) solo piensa en construir un Casino en el puerto, ver a su mujer tocar el violoncello y alejar a su hija de los barrios bajos, tipo 'banlieu'.

    Como lleva 20 años de alcalde y se ha cansado de las derrotas del antaño poderoso Olympique de Marsella (convertido en un gris RCD Mallorca), le va a pasar el testigo a su número dos, un más que turbio modernito, Lucas Barrès (Beînot Magimel), graduado en Harvard(cete). Este rubito -de aspecto impoluto y asexuado, pero una bestia sexual y mafiosilla- es el amor platónico de la hija del alcalde, Julia Taro.

    Esta, a su vez, trabaja de becaria en el periódico más importante de la ciudad, pero solo le encargan noticias sobre certámenes de cupcakes y la confección -inventada, eso sí- del horóscopo. 

    Esta joven entre pija y rebelde está relegada porque no quiere firmar con el apellido de su padre, el alcalde, lo que daría prestigio al diario que se hincharía a vender ejemplares en todos los semáforos del puerto.


    Ella prefiere que su novio-exnovio-amiguete, melifluo, habitante de los barrios más marginales de la ciudad, la lleve con él para hacer reportajes de peligrosos criminales. Sin embargo, el novio, blanquito y llorón, se dedica a robar joyerías cuyo botín le quitan a guantazos y se quedan los más malotes del barrio...

    No sé. Ya estoy agobiado. Lo intentaré con el segundo capítulo y si sigue así de flojo, falto de interés y ritmo, y trufado de típicos tópicos, apago Netflix y me pongo un dvd de la ya mítica Farscape (esó sí que es una serie cinco estrellas).