'El juego del calamar' es una serie terrible, dura, inmisericorde, salvaje... Se devora. No deja títere con cabeza. Nos hace pensar... y mucho. Es un juego de supervivencia, sin sentimientos, para perdedores y disfrute de poderosos.
Es un juego en el que de 500 parias, uno, el único superviviente, se llevará 50.000 millones de wones. Es un esperpento de la vida reflejado en el espejo convexo de Valle-Inclán. Es un ejemplo de muerte en la vida, cinco pruebas a superar para el más fuerte, o el más listo, o el más asesino, en una snuff movie para los millonarios del planeta.
Esta serie surcoreana aúna parte de Scape Room con Saw, Spartacus y Los Juegos del Hambre. Un perdedor de un barrio humilde de Seúl, sin dinero, ludópata y mentiroso, se encontrará con un personaje que le hará ganar unos billetes y le invitará a un juego en el que se podrá hacer de oro.
En este juego coincidirá con otros personajes, a cuál más deprimente, con los que vivirá un sueño de terror.
La serie está muy bien montada. Con un ritmo adecuado, unos personajes perfectos y un fondo filosófico de muchos quilates.
El final es inesperado y abierto... tal vez haya segunda parte de esta tremenda serie, que provoca taquicardias y obliga a reflexionar sobre qué haríamos si nos jugásemos la vida con nuestra mujer o hijo, y solo uno de los dos pudiera sobrevivir.