miércoles, 31 de agosto de 2016

'The Hunger' (El ansia), de Tony y Ridley Scott: tremenda y extraña

    Esta serie es extraña. Los capítulos se centran en lo sobrenatural. Todo muy raro. Es más propio de George A. Romero, John Landis o el maestrísimo Dario Argento que de Tony y Ridley Scott.

    Los hermanos, responsables de Top Gun, Alien, Blade runer o Amor a quemarropa, son los productores de esta serie inclasificable que nos toca en lo más profundo. Porque las historias, alguna tremebunda y otra tocada de humor, se dirigen a lo más oscuro del ser humano.

    Terror y fantasía se dan la mano en 'The Hunger'. Me encanta el tercer capítulo de la primera temporada, dirigido por Russell Mulcahy, responsable de la magistral 'Los inmortales'. Es una historia de terror clásico en el que el diablo y una terrible criatura juegan con los hombres de un pueblo turístico.


    Tampoco está nada mal el capítulo 'Ménage à trois' en el que aparece Daniel Craig, un artista con un final nada esperado, que vive con una excéntrica y rica enferma y su enfermera, la preciosa e inquietante Lena Heady (Cersei Lannister en Juego de Tronos).

    O el divertidísimo primer capítulo de la segunda temporada, en la que un inocente vampiro, debe ganarse los galones ante la procaz mirada de su supervisora.

    'Las espadas' cuenta una historia entre romántica y tétrica en la que aparece el bellezón de Amanda Ryan.

    'La cara de Helene Bournouw' es una pieza maestra del misterio. Una atractiva mujer provoca el suicidio de sus amantes tras abandonarlos. Todos ellos son ricos y poderosos. Investiga el caso el periodista de segunda fila interpretado por Stephen McHattie.

    'Habitación 17' es uno de los mejores capítulos de terror fantástico. No deja indiferente. Te golpea en pleno estómago. Una historia delirante con sexo, asesinatos y misterio. Genial Curtis Armstrong el malvadísimo Metatrón de la espectacular 'Sobrenatural'.   

En definitiva, es una serie apropiada para los amantes de clásicos como 'La dimensión desconocida' o de películas de la Hammer protagonizadas por el inefable Peter Cushing.

    Una rareza que te hace pasar un rato inquieto. Algo diferente y terrorífico.

jueves, 25 de agosto de 2016

'Scream': muy disparatada y entretenida

       
    'Scream' es un peliculón. La serie de Netflix es muy divertida, muy amena. Se ve con deleite -aunque no es una obra maestra- a la espera de conocer la identidad del asesino de la máscara, el cuchillako y la sotana.

    Los niños pijos y repipis de Lakewood empiezan a caer como moscas. Hay más bajas que en la toma de Guadalcanal. Y alguno se merecería un escarmiento por malo, ricachón y redicho. Pero no ser masacrado por la cosechadora de papá, por ejemplo.


    También hay alumnos del instituto (alguno hizo la mili hace años y seguro que hasta tiene hijos) buenos y listos, pero son los frikis, los apestados. Al final, pijos y mataíllos deberán unirse para defenderse del asesino de la máscara.

    La serie tiene humor (hay chistes malos muy buenos), acción, misterio, sangre, ritmo, etc. Es muy chisposa y divertida. Aunque al final se alarga demasiado, como si el chicle fuera Trident y no un simple sugus de frutos secos asiático. Se nota que los guionistas han aprovechado todo el potencial de la película.


    Además, el genio de Wes Craven pulula en el apartado de producción y eso ya es síntoma de calidad y entretenimiento. Vale la pena verla.

    Nota: Como en toda serie norteamericana de instituto, los alumnos superan los 25 años, las chicas son flacas y culonas, los chicos cachas y ninguno de ellos estudia en ningún momento.

lunes, 15 de agosto de 2016

'Scorpion': el despiporre

    Mira que el piloto es algo deslavazado, estresante y que chirría, pero la serie es un despiporre.

    Es cierto que en algunos casos parecen los 'hijos de MacGyver' y en otros los hermanos lelos de 'Big bang theory', pero el resultado de 'Scorpion' es más que bueno.

    Los casos que se plantean a este grupo de frikis con un coeficiente intelectual de 190 -unos genios totales- son originales, no agotan y se cierran con ingenio. No aburren. Sus aventuras te dejan adherido al cuero del sillón orejero.


    El líder Walter O'Brien (Elyes Gabel) es el mayor genio que ha dado la humanidad tras Einstein. Ni que decir tiene que lo detuvieron en la campiña irlandesa a los ocho años de edad por bajarse los planos de la NASA porque quería tenerlos como pósters en su habitación.

    El loquero Toby Curtis (Eddie Caye Thomas) es un experto en informática, ludópata y algo macarra. Eso sí, a la hora de la verdad no falla y se deja la piel por el grupo. Aporta el punto del 'loco Murdock' en 'El Equipo A'.

    La calculadora humana Sylvester Dodd (Ari Stidham) es el gordito al que toda la vida han caneado en el cole y que en este grupo se convierte en un héroe pese a su trastorno obsesivo compulsivo y su miedo a volar. Es el prudente.

    La mecánica Happy Quinn (Jadyn Wong) aporta la mala leche del grupo como si fuera la copia de MA Barracus. Es activa, ingeniosa y un prodigio. Si hay que canear a alguien, es la más indicada. Hasta se atreve con los rudos marines.


    También destaca la bella camarera Paige Dineen (Katharine McPhee), la única normal del grupo de mentes privilegiadas, que hace de relaciones públicas. Ya se sabe que los genios no son poco doctos en las relaciones humanas.

    Cierra la tropa el agente de la NSA Cabe Gallo (Robert Patrick) el cyborg malo de Terminator II. Aporta su pequeña mala baba, repleta de cariño de padre con respecto a los frikis. De él nace la idea de este súper grupo de mentes prodigio enfocadas a la resolución de los problemas más terribles de la humanidad.

    La serie divierte, entretiene y no agota. El argumento, aunque no es totalmente original, sí cuenta con problemas y aventuras de primer nivel. Mola!!!

domingo, 14 de agosto de 2016

'Marcella': tensión permanente

    Tensión, suspense y misterio en este thriller que no se puede dejar de ver. De una tacada hay que visionar los ocho capítulos como es el caso de esta serie de calidad superior.

    No hay manera de descubrir quién es el asesino en serie que, imitando unos crímenes de diez años atrás, está asolando Londres con terribles muertes.

    La investigadora Marcella Backland (genial Anna Frield) es un personaje más que atractivo. Con un marido asesor urbanístico que la abandona, pero  no la acaba de abandonar, metido en tramas corruptas, y una hija muerta a los siete años, Marcella es un ciclón. 

    Violenta, a la vez que terriblemente inteligente, es una amante de la cerveza que sufre de enormes amnesias en los períodos de mayor estrés. Unos lapsos que hacen sospechar de la posible comisión de delitos.

    El ambiente, entre marginal y de las élites del país, domina una trama bastante bien trabajada que se subdivide en pequeñas historias que hacen más interesante este drama policial.

    Es una serie que vale la pena. Con suspense total, violencia, corrupción y un asesino en serie inmisericorde que podría ser cualquiera.

    Muy entretenida. De notable alto. Los capítulos se ven con ansiedad y de una sentada. 

    El personaje principal, el de la inspectora es poderoso. Los malos también son muy atractivos. A la vez que las historias entre el hijastro de la todopoderosa propietaria de la constructora (Henry Ginson) y una pareja gay, lo mismo que entre la policía y su marido urbanista, y la detective y el excriminal Peter Cullen.