'Tres segundos' es una película emocionante. Va de baloncesto, pero también habla de compañerismo, superación y coraje. Refleja un hito histórico: la primera derrota de la selección de baloncesto de EE.UU. en una olimpiada. Fue en la final de Munich 72 frente a la URSS.
La película es un compendio de sentimientos y escenas que provocan la lágrima. De cómo un entrenador, Vladimir Kondrashin (genial Vladimir Mashkov) con un hijo enfermo -que debe ser operado en el extranjero, aunque las autoridades pongan pegas-, se vuelca con sus jugadores para derrotar a los todopoderosos americanos.
Vale la pena ver cómo unos héroes en la URSS viven bajo el yugo de sus superiores. La represión política sobre un equipo formado por personajes dispares.
Están los dos jugadores georgianos (memorable cuando la selección viaja a una remota aldea de Georgia para la boda de la hermana de uno de ellos), el indisciplinado lituano que quiere desertar, una de las estrellas con dioptrías (se lo solucionan en el viaje a Nueva York), las estrellas Sergei y Alexander Belov, uno de ellos, Alexander, aquejado de un problema respiratorio (moriría en 1978 a los 26 años de edad).
A los entrenamientos arcaicos y duros, se une cómo el entrenador maneja a un colectivo tan dispar y cómo convence a los jerifaltes comunistas para una penosa gira por Estados Unidos que, sin embargo, será la base de su futura victoria al asimilar el sistema de la NBA.
Hay varios momentos hilarantes de la estancia de los baloncestistas rusos en EEUU. El más desternillante es cuando se juegan caviar en un partido callejero contra unos chavales negros.
Es una cinta que atrapa, se disfruta y se goza. Mucho sentimiento y bastante acción, centrada en el deporte y en la superación personal y profesional. ¡Una gozada!
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