Pese a que la BBC la canceló al final de la segunda temporada, es una serie que engancha, te golpea en la mandíbula y te quema el cerebro.
Tal vez le falte una fotografía más cercana a la obra maestra de Scorsese, pero por lo demás es casi perfecta.
Los personajes son atractivos: buenos y malos a partes iguales, en una ciudad durísima y peligrosísima, una Nueva York en el año 1864, el cuarto año de la Guerra de Secesión, cuando una vida humana vale menos que un dólar.
El protagonista principal se hace querer. Es el duro detective, exboxeador y excombatiente de la Unión Kevin 'Corky' Corcoran, un sensible (a veces) e implacable (siempre) detective metropolitano de origen irlandés. Le acompañan en la caza de maleantes el agente de gatillo fácil Francis Maguire y de puños rocosos Andrew O'Brien.
Las investigaciones a las que se enfrenta siempre son complejas, sangrientas y llamativas. En cada una de ellas le ayuda, con métodos científicos innovadores, el médico negro Matthew Freeman, quien le salvó la vida en la batalla de Chancelorsville.
Corky está liado con Eva, madame de un decadente salón, más típico del oeste, desalmada, pero muy enamorada del agente. Eva protagoniza una de les escenas más bestiales de la historia (y eso que hay muchas así).
El rico Robert Morehouse, su antiguo comandante en la Guerra Civil americana, es su amigo, a la vez que la rica dama inglesa Elizabeth Haverford. Las desigualdades entre ricos y pobres, y el odio a los negros inundan toda la trama.
Bienvenidos a la lucha por la supervivencia en el duro barrio de Five Points, el Bronx del siglo XIX, una zona de chabolas e infraviviendas en pleno Manhattan.
Foto tomada de jotdwon.es en noticia publicada por Nacho Carretero.
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