Lo primero que piensas es que 'Broadchurch' es una copia inglesa de 'The killing'. Pero a media que se suceden las secuencias y la acción te envuelve, notas que posee una mayor y más potente entidad que la adaptación estadounidense de la serie danesa 'Forbrydelsen'.
El leitmotiv es: nada es lo que parece y todos esconden algo.
'Broadchurch' es intensa, adictiva y envolvente. Hay que descubrir quién mato a un niño de 11 años en una pacífica y tranquila ciudad en la costa británica.
Acantilados preciosos, a la vez que peligrosos, y ciudadanos en apariencia afables y perfectos vecinos conviven en una comunidad bien avenida y sin secretos. O eso es lo que vemos desde la superficie. Cuando uno de adentra en tal comunidad, formada por 15.000 personas, descubre que cada uno de ellos guarda uno o varios secretos y que ninguno es bueno.
Hay ciudadanos modélicos con pasado escabroso, otros, padres de familia ejemplares que se acuestan con la vecina, empleados de empresas locales con segundas vidas oscuras, gente corriente con submundos decadentes...
Y todo ello es escrutado bajo la perspicaz y desconfiada mirada del inspector, borde, seco y autoritario Alec Hardy (David Tennat) -con un pasado poco limpio, degradado por ello a servir en este pueblucho- y de la inspectora -y vecina modélica- Ellie Miller (Olivia Colman). Dos intérpretes sublimes.
(Tennat desarrolla un papel magistral en Jessica Jones, donde es uno de los malos más malos de la televisión).
En definitiva, es una muy buena serie -excelente, brillante- con un argumento atractivo y un desarrollo casi perfecto. Nos engancha para llegar a conocer al terrible criminal que en una pacífica comunidad es capaz de matar a un niño de 11 años, mirándole a los ojos, y después simular que ha sido un simple accidente.
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