La primera temporada de 'Stranger things' me dejó boquiabierto. Disfrutando como cuando de adolescente gozaba infinitamente con 'Los goonies' o 'Stand by me (Cuenta conmigo'. Sin embargo, la segunda temporada, recién estrenada en Netflix, 'Stranger things 2' me ha decepcionado.
Por que es más de lo mismo. Sin añadidos ni nuevos puntos de vista ni un cambio en el argumento ya conocido. Los mismos personajes haciendo las mismas cosas. Ya no hay misterio. Es como asistir al reestreno de la primera temporada conociendo todos los trucos, misterios y secretos.
Al menos es lo que he experimentado en los dos primeros capítulos (no creo que vea el resto).
Winona Ryder sigue en su papel de madre preocupada, atontada, infantil. Los cuatro amigos, el club de los goonies de 'stranger things', siguen a lo suyo, y los demás igual.
Lo mejor: la genial recreación de un pueblo-ciudad del medio oeste estadounidense en 1984. Los videojuegos de la éoca, los coches tipo 'Regreso al futuro', la música, las alocadas fiestas de quinceañeros y el mundo, entre cutre y cruel, de los institutos.
Nota: a partir del tercer capítulo, aumenta el interés, pero nada que ver con la primera temporada.
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