Dan ganas de suicidarse. El primer capítulo es terrible. Por deprimente. Por oscuro. Por decadente. Es como entrar en una pesadilla conformada por cotidianeidad, mala gente y problemas, problemas y más problemas.
Una vez superado el susto, el segundo capítulo ya va hacia un thriller, duro, durísimo, aunque centrado en una trama policial. Eso sí, no se abandona el aire de Infierno de Dante de toda la serie.
'Happy Valley' es de todo menos feliz. Si la realidad es realmente como en la serie, se acabarían los somníferos de todas las farmacias del mundo.
Este fresco sobre lo peor del ser humano -dejando atisbos para lo mejor, aunque en cuentagotas- podría haber sido filmado por Ken Loach en sus momentos más críticos y de odio a la humanidad.
La protagonista, una mujer policía, sargento responsable de la comisaría de este pueblo-ciudad de la campiña inglesa debe lidiar con todo tipo de problemas: sociales, criminales, personales y familiares. Su situación es para pegarse un tiro.
"Llevo escrito en la frente que me las peguen todas", llega a sincerarse con su hermana, una exheroinómana, junto a la que cuida a su nieto, fruto de la violación de su hija de 18 años, ahorcada tras nacer el pequeño.
A pesar de todo ello, subsiste en la serie, un drama policial y social de gran calidad, fuerza y potencia, una breve, fina y pequeña llama de esperanza. Una espita suficiente para creer que los malos pagarán y la gente de buen corazón triunfará. Aunque no sea así.
PD: Hay escenas terribles, de duras que son. Golpean sin piedad el corazón del espectador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario