'El Caso: crónica de sucesos' es una muy buena serie española, muy recomendable, muy bien hecha y que se disfruta.
La puesta en escena, los personajes y la recreación de la España de 1966 es perfecta. Los casos de asesinatos que investigan los reporteros de 'El Caso', en la España franquista, no tienen nada que envidiar a los de las mejores series norteamericanas.
Pese a al dictadura, en nuestro país se mataba y bien, es decir, salvajemente. Llama la atención el poco prestigio social de un periódico centrado en los sucesos que, sin embargo, era de los más leídos y sobre el que apenas actuaba la censura.
Clara López-Dóriga (magnífica Verónica Sánchez), la nueva reportera en una redacción y en un mundo machista (excepción hecha de la periodista fumadora en pipa Margarita Landi), da un punto de rebeldía a la serie. Hija del número dos del todopoderoso Fraga, es lanzada, inteligente y carece de miedo.
Jesús Expósito (genial Fernando Guillén Cuervo), expolicía y reportero jefe, es un crápula con más conchas que un galápago. Algo macarra y altivo, al final reconoce la brillantez de Clara. Está enfrentado al comisario jefe de Homicidios de Madrid (Antonio Camacho muy bien carecterizado por Antonio Garrido) pero tiene como aliado al joven comisario (le llama "el peluso") Miguel Montenegro (Francisco Ortiz).
Cierran el reparto principal el director de 'El Caso', el valiente, arriesgado y en parte extravagante Rodrigo Sánchez (un muy bueno Fernando Cayo).
"Vamos con la siguiente edición... ya! ¡Quiero oír esas máquinas de escribir! Que tengo las rotativas paradas y eso me cuesta un dineral". Esa es una de sus frases más repetidas que entona a coro toda la redacción.
Después de 'El Ministerio del Tiempo', 'El Caso' es la mejor serie realizada por RTVE en los últimos años. Tiene ritmo, fuerza, interés y recuerda una parte de nuestra historia más oscura y menos conocida.
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