Lo que me he podido reír con 'Historias lamentables' de Javier Fesser, un compendio de disparates, emociones, genialidades, agilidad mental, humor, mala leche y mucha acidez.
Las pequeñas historias, enlazadas entre sí, son una mezcla de esperpento, sainete y cine de lo extravagante. Enormes actores dan pie a un desbarahuste mayúsculo en nombre de la gracia, el salero y el sinsentido.
Los personajes increíbles y llenos de grandiosidad de guiñol distorsionado comienzan con el heredero de la multinacional de transportes embutido en un traje de superman de reparto, siguen con la morosa tipo 13 Rue del Percebe y finalizan con un empresario arruinado por el juego que monta un tinglado para engañar a sus hermanas socias.
Entre medias, el expósito bigotón que sale a ver el sol y acaba en Los Monegros con el perro perdido del vecino y el abusón del cole metido a delincuente, junto con el negro jardinero, que viaja en un Seat 127, y sufre las maldades de una fea exrica metida a bruja de la urbanización.
Algunos de los actores de 'Campeones' se suman a la fiesta, como al enorme actriz síndrome de down que pone patas arriba el imperio del calzado o el conserje del edificio de Gandía Playa donde empieza una de las historias con más desparrame de la cinta, incluido burdel y viaje con el camionero pervertido.
'Historias lamentables' es un canto a lo estrambótico, a lo irreal, al surrealismo, a la mentira, el amor, la falsedad, los convencionalismos y el destino que nos aprieta, pero no nos ahoga. Al final, por muy mal que los pasemos, el karma dicta sentencia y el sol vuelve a salir por Antequera, a pesar de lo sufrido, padecido y reído durante el viaje.
Excelente, entretenidísima, descacharrante y políticamente incorrecta. Una joyita. Y la dirección, perfecta. Los planos, escenas y fotografía, apabullantes.
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