viernes, 13 de noviembre de 2020

'Gambito de dama': espectacular, poderosa, salvaje, impactante, intensa

'Gambito de dama' es la más espectacular, poderosa, salvaje e impactante serie del momento. Cuenta con un personaje de altura, carismático y que juega peligrosamente con el lado oscuro de la vida, a la vez que brilla en la negrura. 

Beth Harmon (una superlativa e inmensa Anya Taylor-Joy) es una niña que se cría en los años 60 en un orfanato de Kentucky donde aprende a jugar al ajedrez en el sótano, de la mano del conserje cascarrabias.

Es tal su talento y pasión por los tableros que pronto empezará a conquistarlos, en un mundo plagado de hombres. 

La personalidad de Beth es más que complicada. Su belleza sobresale, aunque no tanto como su inteligencia y su tendencia a la autodestrucción. 

Tras ser adoptada, empezará una carrera hacia la cima del ajedrez en un duelo sin contemplaciones ni misericordia contra los reyes del tablero, los rusos. Estamos a finales de los años 60 y la Guerra Fría muestra su máximo apogeo.

El estudio de Capablanca, Alekhine, Morphy... y otros maestros preparan a Beth para el campeonato del mundo, mientras alterna en bares, se enrolla con chicos y viaja con su madre adoptiva a ciudades y México, atravesando múltiples aventuras y desventuras.

Con un temperamento callado, a la vez que rebelde, una actitud entre borderline y de genio, y su amor por los excesos, Beth llena la pantalla, mientras baila rock'n'roll amorrada a una botella.

Sus relaciones con el exterior son caóticas y poco receptivas. Su vida son las piezas del ajedrez y una marcada extravagancia.

La verdad es que la serie engancha por lo intensa que es y lo poética que puede resultar. Deslumbra. Nos hace reflexionar y disfrutar. Nos atrapa como ninguna otra pese a que no cuenta con acción ni efectos especiales. 

La sola presencia de Beth llena la pantalla. Y los personajes que la rodean son de primer nivel. Todos los detalles están más que cuidados y el sentimiento todo lo domina. Llega al alma y nos toca las fibras más sensibles.

En varias palabras: genial, irresistible, casi una obra maestra. 

Y un capítulo final que desborda poesía, fuerza y sentimiento.

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