martes, 9 de junio de 2020

'Babylon Berlin', una joya a medio camino de 'Boardwalk empire' y 'Cabaret'

    
    'Babylon Berlin' es una joya. Está a medio camino de 'Boardwalk empire' y 'Cabaret'. Es una historia que recuerda a las mejores series y películas sobre la Ley Seca. A esta se le añade el nacimiento del nazismo y sus peleas con los comunistas, una República de Weimar débil, una policía corrupta, unos militares conspiradores y un libertinaje absoluto en la ya famosa noche berlinesa.

    En estas tenemos a un investigador de la Brigada de Costumbres, Gereon Rath (muy bueno Volker Bruch), buscando al equipo de rodaje de una película pornográfica que implica a un político famoso. Deberá hacerlo junto al también inspector Bruno Wolter, oscuro, violento y traicionero. Ambos son exoficiales de la Gran Guerra con diferentes secuelas.

    En medio de la trama principal se unirán subtramas de elevado nivel de acción, suspense y violencia como el relacionado con la auxiliar del Castillo Rojo (sede de la Policía) Charlotte Ritter (la genial Liv Lisa Fries) y su doble vida nocturna en el principal antro de Berlín, dirigido por un misterioso hombre sin escrúpulos de origen armenio.

    A todo esto, un convoy llegado de Rusia con una mercancía secreta enfrentará a la Embajada Rusa y sus sicarios del KGB con la Policía alemana y son el grupo de subversivos trotskistas dirigidos por el escurridizo Alexei Kardakov.

Hay mucho, muchísimo más, en este verdadero fresco de un país empobrecido, una sociedad que esconde sus miserias tras las drogas, la violencia, el sexo y el alcohol; un mundo, en definitiva, poblado por traidores, mentirosos, farsantes, asesinos, espías, mafiosos y corruptos, en el que la vida humana vale menos que cero.

    Una gozada de serie con una maravillosa recreación del Berlín pre-Hitler. Engancha y en ocasiones afecta al espectador más sensible.

    Uno de los mejores y más inesperados finales de la historia.

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